Baleares: un tesoro de turismo sostenible
Cambio climático y calentamiento global, pérdida de biodiversidad, deforestación, flujo de nutrientes (nitrógeno y fósforo), acidificación de los océanos y la capa de ozono son las cada vez más frágiles fronteras que nos mantienen a salvo del desastre y que se analizan en la producción de Los límites de nuestro planeta.
Por: Ramón Oliver
Aguas cristalinas de tonalidades turquesas, temperaturas de alrededor de 25º en el agua y un rico universo submarino para disfrutar del buceo son el denominador común de las islas Baleares. Aunque dentro de esa marca distintiva, existen variedades para todos los gustos. Desde playas de arena blanca y fina, hasta roca rojiza y guijarro de los que curten las plantas de los pies; recónditas calas de acceso imposible, para perderse en buena compañía, o inmensos arenales por los que pasear durante kilómetros. Y todas ellas integradas en el hermoso y muy diverso paisaje balear.
Islas Baleares cuenta con 11 reservas marinas que son el hogar de más de 400 especies de peces, crustáceos e invertebrados
Pero más allá de la belleza de sus costas, las islas Baleares esconden un enclave natural de privilegio y centro neurálgico de la biodiversidad del Mediterráneo. Las islas cuentan con 11 reservas marinas que son el hogar de más de 400 especies de peces, crustáceos e invertebrados, algunas de ellas, valiosas especies endémicas locales.
También anidan en la zona numerosas aves marinas, entre ellas, la curruca balear, el reyezuelo o la pardela balear, esta última en grave peligro de extinción. En tierra firme, la estrella indiscutible es el lirón careto de Formentera, mientras que bajo sus aguas, se encuentra otra de las maravillas de la flora local: la posidonea oceánica. Una planta marina cuyas inmensas praderas submarinas, además de ofrecer refugio y alimento a decenas de especies, tiñen con su color cristalino distintivo las aguas de estas islas.
Explosión de naturaleza en la Cabrera
Mención aparte merece el Parque Nacional Marítimo Terrestre del archipiélago de Cabrera. Situado a unos diez kilómetros al sur de Mallorca, Cabrera es pura naturaleza virgen circundada por agua. En sus 19 islas e islotes se mezclan acantilados, cuevas y playas en las que conviven centenares de especies de flora y fauna, además de ser lugar de paso de aves migratorias. Un rico ecosistema a tiro de piedra de la ‘civilización’ y a salvo de ese otro turismo de masas que parece su antítesis.
El Parque Nacional de Cabrera es uno de los mejores ejemplos de ecosistemas insulares que permanecen intactos en el Mediterráneo
Espacio protegido desde 1991, el Parque Nacional de Cabrera es uno de los mejores ejemplos de ecosistemas insulares que permanecen intactos en el Mediterráneo. También cita obligada para submarinistas, que hacen peregrinación hasta la Covadongas Blava en busca de la magia de sus juegos de luces al atardecer.
Por más que se encuentre ahora de plena actualidad, el debate sobre la necesidad de hacer compatibles las actividades turísticas con el respeto por la naturaleza para los baleares esto no es nuevo. De hecho, el archipiélago ya demostró que es posible alcanzar el equilibrio entre sostenibilidad y turismo cuando en 1993 la UNESCO declaró Menorca como reserva de la biosfera, un distintivo que premia aquellos modelos de crecimiento económico que no alteran los ecosistemas locales.