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The Crown

En el capítulo 6 (‘Tierra de nadie’) de la cuarta temporada de The Crown, el viaje que realizaron los Príncipes de Gales en la década de los 80 a Australia se recrea en realidad en el centro de Málaga. Es en la calle Marqués de Larios donde Lady Di se baña en multitudes y descubre la pasión que despierta allá donde va. De la escena destaca un espectacular travelling que va desde la piscina de la azotea del AC Málaga Palacio hasta la calle, donde cientos de fans se agolpan para ver de cerca a la princesa.

Andalucía, un destino para todos los gustos

Un claro ejemplo de la variedad que ofrecen las ocho provincias de la comunidad autónoma es Málaga, que sirvió de escenario para The Crown. La ciudad andaluza ha vivido una sorprendente transformación en los últimos años que la ha convertido en foco cultural. Combina como pocas desde el turismo de lujo hasta el mochilero o el más aventurero. Aquí, todos tienen su sitio.

Por: Luis Meyer

Hace no mucho, no más de diez años, algunos habitantes de Málaga la llamaban «ciudad transparente». Lejos de ser una definición poética, reflejaba una realidad mucho más prosaica y cruda: los miles de turistas que se bajaban cada año de los cruceros, que arribaban a esta ciudad costera, apenas daban un par de pasos por el malecón del puerto antes de subirse a minibuses o vehículos de alquiler que los llevaban a Granada, a Sevilla o a los muchos pueblos con playa que jalonan la costa malagueña. Los visitantes pasaban de largo por la ciudad sin apreciar su mágnifica arquitectura como las fachadas modernistas de los Almacenes Félix Sáenz y los edificios de viviendas Desfile de Amor; el castillo de Gibralfaro, edificado en el siglo XIV; el bullicioso Mercado de Ataranazas y su arco nazarí; el espectacular palacio fortaleza de la Alcazaba; las elegantes villas y palacetes, como Villa Suecia, Villa María y Villa Fernanda; o las formidables viviendas nobles, anteriores al siglo XIX, como la Casa Palacio de Salinas, de origen musulmán, o el Palacio de Buenavista. Y disfrutaban escasamente de la irresistible algarabía del barrio costero de la Malagueta o incluso de las dieciséis playas que se suceden hasta donde abarca el litoral del municipio andaluz.

El municipio de Málaga cuenta con dieciséis playas que se suceden hasta donde abarca el litoral

Hoy, el panorama es muy diferente. En la última década, esta ciudad milenaria (la fundaron los fenicios en el siglo VIII antes de Cristo) se ha abrazado a la modernidad, mientras al mismo tiempo mantiene el poso de tradición que han ido dejando las sucesivas civilizaciones y culturas que la poblaron. Una profunda restauración de sus calles principales y monumentos emblemáticos, como el Teatro Romano, o el asentamiento reciente de franquicias artísticas de renombre mundial, como el Thyssen o el Pompidou, han dado un impulso estratosférico a la ciudad. A esto se suma la apertura de restaurantes de alta gastronomía, como el José Carlos García con Estrella Michelin, y alojamientos de lujo como el Gran Hotel Miramar, que ha reabierto 90 años después en el mismo deslumbrante edificio neoclásico que fundara Alfonso XIII a principios del siglo pasado. También los locales comerciales han experimentado un gran crecimiento en los últimos años en cada una de las esquinas de la avenida Marqués de Larios y sus aledaños, arteria de la ciudad donde ahora abundan joyerías y tiendas de ropa de marcas renombradas.

La ciudad fue fundada por los fenicios en el siglo VIII antes de Cristo

Pero quien quiera alta costura con un sello inconfundiblemente malagueño, debe acercarse al atelier de Rafael Urquizar, diseñador de talla internacional y habitual de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, que nunca se planteó mudarse de la ciudad andaluza. «Nací aquí y es muy difícil renunciar a la calidad de vida de este lugar», cuenta. «En las colecciones te influye el sitio donde vives, pero además Andalucía también impregna a la mayoría de los diseñadores incluso internacionales, porque es una fuente de inspiración universal». ¿Y qué hay de Málaga en sus colecciones? «El mar, los colores, la luz que tiene la ciudad, está en absolutamente todo lo que hago. Y por supuesto las tradiciones artesanales, los bordados, los ‘flecados’…». Urquizar ha sido testigo de excepción de la transformación de la ciudad. «En Málaga ha habido un antes y un después en los últimos años. Ahora está en pleno crecimiento. Siempre fue una capital de paso, pero se han abierto sitios muy punteros y ha ido tomando una relevancia muy importante, y no solo desde un punto de vista turístico, también cultural». Y concluye: antes era una ciudad mucho más provinciana, la gente se iba directamente a Marbella. Ahora Málaga es el foco, la gente que viene se queda y nunca antes habíamos visto tantos extranjeros paseando por nuestras calles».

Al igual que toda Andalucía, Málaga sabe combinar la sofisticación con la cercanía: puede ser una ciudad opulenta, pero al mismo tiempo muy accesible. Por eso llegan cada año muchos mochileros que pueden disfrutar de sus encantos (por ejemplo, saborear unos espetos recién braseados en la playa de la Malagueta) sin desollar sus cuentas corrientes. Quien quiera moda malagueña a bajo coste puede ir a la tienda Quizás, que ha abierto recientemente la bloguera de maquillaje Jennyfer Reyes, ahora convertida en emprendedora de éxito. Y para ahondar en lo más típico del lugar, especialmente si hablamos de gastronomía, ultramarinos Zoilo, uno de los más antiguos de la ciudad, mantiene también el clasicismo en los precios.

En la última década Málaga ha realizado una profunda restauración de sus calles principales y monumentos emblemáticos

Alojarse por un módico precio en sitios llenos de encanto es posible gracias a propuestas como Urban Jungle, el proyecto de Eli y María, que cumplieron hace dos años el maravilloso tópico de «lo dejo todo y me monto un hotelito». En este caso se trata de un céntrico hostel para el que recurrieron a un estudio de diseño, lo cual se nota en todos sus rincones, donde no falta detalle. «Era algo que había visto en mis viajes por muchos países, pero no en Málaga», explica Eli, «un alojamiento para todos los bolsillos pero al mismo tiempo agradable y sofisticado». No se limitan a ofrecer habitaciones: en la terraza de su idílica azotea ofrecen de vez en cuando, al atardecer, conciertos acústicos para disfrute de sus jóvenes inquilinos.

«Nosotras vivíamos en Barcelona, pero elegimos Málaga porque está creciendo mucho como foco turístico y cultural. Y hemos acertado de lleno: esto aún no ha parado y vienen años muy buenos para esta ciudad».

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